Madurez, estudio, intimidad con Dios y pertenencia eclesial
El sacerdote católico “existe para llevar a Dios a los hombres”, y ante todo debe ser “un hombre de Dios”. Así exhorta el Papa Benedicto XVI a los seminaristas, en su Carta hecha pública ayer, con motivo de la Clausura del Año Sacerdotal, a los aspirantes al sacerdocio de todo el mundo.
En este mensaje, en el que recuerda sus propios años de seminario, el Papa exhorta a los seminaristas a “aprovechar bien” su tiempo de formación, mediante el estudio de la teología y el crecimiento personal y espiritual.
Entre las “recetas” que el Papa da a los seminaristas, subraya la importancia de la vida sacramental, de la integración en la Iglesia, del estudio de la teología y del derecho canónico, de la madurez y la comprensión y vivencia serena del celibato.
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